Por qué permito muchas veces circunstancias adversas



Junio 01, 2013


Un único objetivo está en la mente de Dios Todopoderoso y es la salvación de las almas. Yo, Jesús, os hablo.


Por la salvación de una sola alma Dios no perdona nada, circunstancias, providencia, amistades, desgracias, todo lo emplea para el bien de la salvación de las almas, porque sólo Él sabe el principio y el final de las cosas y de las situaciones, y es por ello, que permite muchas 
veces circunstancias adversas para ayudar a las almas a salvarse, y aunque aparentemente no parezca que lo sucedido le lleva a salvarse, a veces y no pocas, en el último instante de su vida, esa circunstancia puede servirle para la salvación eterna. Yo, Jesús, os hablo.

Para vosotros, simples criaturas y muy limitadas, esto es muy difícil de entender, son Misterios Divinos que os están velados, por eso, debéis aceptar y confiar en Mi Providencia que todo lo tiene enfocado para salvaros; porque, hijos, si supierais lo dañada que está la naturaleza humana como consecuencia del pecado original, os pondríais las manos en la cabeza. Yo, Jesús, os hablo.

Aceptad, hijos, de buen grado lo que os venga cada día, lo bueno y lo malo, lo negativo y lo positivo. No siempre os sucederán cosas negativas, también cosas buenas, y sin apegaros a lo bueno aceptad lo que os venga porque Dios lo permite para vuestro bien, aunque no entendáis y aunque a veces os reveléis contra Mí. Así, pues, hijos, el mejor don que podéis hacerme cada día es aceptar lo que ese día os depare, eso no quiere decir que todo lo demás no Me sirva, sí que Me sirve y Me agrada que seáis generosos espiritualmente, pero aceptando cada día lo que la 

Providencia os traiga en el hogar, en el trabajo, en la calle o en la parroquia, ya estáis cumpliendo con un plan de vida espiritual excepcional, porque ahí, aceptando lo que Dios os envía bueno o malo, estáis aceptando a cumplir en todo momento Su Voluntad. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este Mensaje lo pone en práctica.


A Dios lo que es de Dios