Yo os enseñé a llamar a Dios Altísimo, Padre





Mayo 22, 2013


Hijos Míos, ¿os dais cuenta que cuando os relacionáis Conmigo lo hacéis con el único Dios verdadero? Yo, Jesús, os hablo.

¿Os dais cuenta, hijos Míos, que Yo Me hice Hombre no sólo para redimiros sino para acortar la distancia infinita que existe entre el género humano y la Divinidad? ¿Os dais cuenta que al encarnarme Me convertí en puente excepcional para que vosotros los pecadores pudierais ir a Mi Padre y, para que Mi Padre por Mi medio os aplicara la Misericordia por vuestros muchos crímenes? ¿Os dais cuenta, hijos Míos?

Poco meditáis Mi gran paso del Cielo a la Tierra, a través de esta forma humana que tomé, igual en todo como vosotros menos en el pecado (Hb 4,15) para que vuestro acercamiento a Mi Padre fuera más fácil y os animarais, por Mi medio, a darle las gracias, alabarlo y a santificar Su Santo Nombre, algo que hacéis escasamente y mal. Porque, ¿quién piensa en repararle de tanta inmundicia? ¿Quién se pondría en Mi lugar de martirio para reparar tantas ofensas a la Santísima Trinidad? Y ¿quién se pondría en Mi Cruz por amor a los pecadores empedernidos y más sumidos en el mal y en el pecado? Yo, Jesús, os hablo.

Pensad que Mi misión no sólo fue la Redención sino adoctrinaros y hacer de puente entre Mi Padre Eterno y vosotros. Porque, hijos, Yo os enseñé a llamar a Dios Altísimo, Padre, y os alenté a que Le tuvierais confianza y lo esperarais todo de Él (Mt 6, 24-34). Yo, Jesús, os hablo.

Conocéis a un instrumento que recibe Mensajes y os admiráis y Me dejáis a Mi relegado en un personaje de la historia, sin profundizar en todo lo que os trajo Mi venida a la Tierra. Si profundizarais, descubriríais maravillas en Mi Encarnación y en el paso de Mi vida por este mundo.

Hijos, os pido que invocando a Mi Santo Espíritu meditéis en Mi Encarnación, en Mi Divinidad unida a Mi Humanidad, en Mi Mediación (al Padre) y sobre todo en Mi Redención. Yo os rescaté con Mi Preciosísima Sangre porque nadie más podía pagar esa deuda inmensa que el pecado del hombre causó; por eso, hijos, meditad y alimentaros de estos grandes Misterios y veréis cómo vuestra alma goza ya de lo sobrenatural. 

Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este Mensaje lo pone en práctica.

page23image3040940240

Blog: A Dios lo que es de Dios