Cualquier esfuerzo por acercarnos a Jesús es recompensado


Cualquier esfuerzo que hagamos por acercarnos a Cristo es largamente recompensado. Cuando Jesús llegó al lugar, levantando la vista, le dijo: Zaqueo, baja pronto, porque conviene que hoy me hospede en tu casa. ¡Qué inmensa alegría! Él, que se contentaba con verlo desde el árbol, se encuentra con que Jesús le llama por su nombre, como a un viejo amigo, y, con la misma confianza, se invita en su casa. «Quien tenía por grande e inefable el verle pasar –comenta San Agustín–, mereció inmediatamente tenerlo en casa». El Maestro, que había leído en su corazón la sinceridad de sus deseos, no quiere dejar pasar esta ocasión. Zaqueo «descubre que es amado personalmente por Aquel que se presenta como el Mesías esperado, se siente tocado en lo más profundo de su espíritu y abre su corazón»6. Enseguida quiere estar cerca del Maestro: Bajó rápido y lo recibió con gozo. Experimentó la alegría singular de todo aquel que se encuentra con Jesús.


Zaqueo tiene al Maestro, y con Él lo tiene todo. «No se asusta de que la acogida de Cristo en la propia casa pudiese amenazar, por ejemplo, su carrera profesional, o hacerle difícil algunas acciones, ligadas con su actividad de jefe de publicanos». Por el contrario, muestra con obras la sinceridad de su nueva vida; se convierte en un discípulo más del Maestro: Señor, doy la mitad de mis bienes a los pobres y si he defraudado a alguien le devolveré cuatro veces más. ¡Va mucho más allá de lo que ordenaba la Ley de Moisés8 en lo referente a la restitución, y además entrega a los pobres la mitad de su fortuna! El encuentro con Cristo nos hace generosos con los demás, nos mueve enseguida a compartir lo que tenemos, mucho o poco, con quien está más necesitado. Zaqueo comprendió que para seguir a Cristo es necesario el más completo desprendimiento. «Dios mío, veo que no te aceptaré como mi Salvador, si no te reconozco al mismo tiempo como Modelo.


»—Pues que quisiste ser pobre, dame amor a la Santa Pobreza. Mi propósito, con tu ayuda, es vivir y morir pobre, aunque tenga millones a mi disposición».



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