bergoglio, pillado en una grave mentira



“Roma loquitur, confusio augetur”, Roma habla, la confusión crece. El comentario crítico del cardenal George Pell fue puntualmente confirmado en la entrevista que el Papa Francisco concedió el 24 de enero a Nicole Winfield, de Associated Press.

Preguntado por el caso del jesuita Marko Ivan Rupnik, Francisco respondió que él no tenía “nada que ver” y que había experimentado “una gran sorpresa” al conocer la noticia. Pero también aportó elementos hasta ahora desconocidos del asunto, y de no poca importancia, en particular que “se arregló un acuerdo” y “se pagó una indemnización”.


(…)Era enero de 2020 y la Congregación para la Doctrina de la Fe había pedido a la Compañía de Jesús que incoara un proceso penal administrativo a raíz de una denuncia contra Rupnik por haber absuelto en confesión a una persona que era su cómplice en un pecado “contra el sexto mandamiento”. Los jueces, todos ellos no jesuitas, habían determinado por unanimidad que la acusación estaba bien fundada. Y correspondía ahora a la Congregación establecer la sentencia.

Fue precisamente en ese momento que Rupnik fue llamado por el Papa para pronunciar la primera meditación de aquella Cuaresma. Entre otras cosas, cuando ya se habían tomado medidas disciplinarias contra el jesuita, entre ellas la prohibición de predicar.

En el mes de mayo siguiente la Congregación condenó a Rupnik por haber absuelto al cómplice, una falta muy grave que conllevaba también la excomunión “latae sententiae”. Pero inmediatamente después, en el mismo mes de mayo, se levantó la excomunión, ya que Rupnik “admitió los hechos y pidió perdón”.

El segundo procedimiento se inició en junio de 2021 y se archivó en octubre de 2022 por considerar que los hechos imputados a Rupmik, a pesar de “la constatación de la consistencia real de las imputaciones”, “debían considerarse prescritas por el transcurso del tiempo”.

Y fue precisamente en enero de 2022, cuando Rupnik fue recibido en audiencia por el Papa, que la Congregación para la Doctrina de la Fe recibió las pruebas de las denuncias presentadas contra él por algunas consagradas de su comunidad, por abusos psicológicos y sexuales, e inició el proceso contra él.

Además, incluso después de que se archivara el caso, se mantuvieron las “restricciones cautelares al ministerio” para Rupnik, desde la prohibición de oír confesiones hasta la predicación de ejercicios espirituales.

INTERVALO

Nada se supo públicamente de estos dos procesos hasta principios de diciembre de 2022, cuando las primeras noticias respecto a la mala conducta de Rupnik salieron a la luz en dos blogs católicos de Roma: “Silere non possum” y “Messa in latino”.

Siguieron las primeras y vagas admisiones por parte de la Compañía de Jesús de procedimientos contra Rupnik “respecto a su modo de ejercer el ministerio” y de medidas restrictivas impuestas contra él. Posteriormente hubo admisiones más detalladas por parte del prepósito general de la Compañía, Arturo Sosa. Y de nuevo una cronología resumida de los hechos, emitida por la Curia General de los jesuitas. Esto mientras en varios periódicos italianos no católicos, primero en la revista “Left” y luego más sistemáticamente en el diario “Domani”, salían y siguen saliendo a la luz los impresionantes testimonios y denuncias de un número creciente de mujeres abusadas por Rupnik a lo largo de un amplio lapso de años, todas las cuales pasaron por la comunidad de mujeres que él dirigía. Sobre la base de estas nuevas acusaciones la Compañía de Jesús pidió recientemente a Rupnik que permaneciera a disposición, en caso de nuevas investigaciones y de un tercer juicio.

ESCENA TERCERA

Al haber salido a la luz el caso, en los términos antes mencionados, eso dio lugar a muchas cuestiones irresueltas, que involucran incluso al Papa.

Las medidas restrictivas impuestas a Rupnik fueron ampliamente ignoradas por éste, sin ningún control ni sanción, como si gozara de un “estatus” invencible de protección.

La revocación inmediata de la condena y excomunión de Rupnik en mayo de 2020 no puede haber sido simplemente la consecuencia automática de su arrepentimiento declarado. Tampoco puede haber sido decidido aisladamente por el cardenal prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Una revocación de tal peso y rapidez, en opinión de muchos, sólo puede haber sido ordenada por el Papa.

El archivo por prescripción del proceso de 2022, debido a que los abusos sexuales de los que se acusó a Rupnik se remontaban a los años ochenta y noventa, no era en absoluto obligatorio. Las instrucciones enviadas a los obispos de todo el mundo en el verano de 2020 a instancias del propio Papa Francisco, en relación con los abusos sexuales a menores y “adultos vulnerables”, advierten de que en casos similares se puede derogar la prescripción, dada la gravedad de los hechos y sus efectos en años posteriores sobre las víctimas reales y potenciales.

Impacta la despreocupación con la que las autoridades eclesiásticas trataron a las mujeres sobre las que Rupnik ejerció sus abusos psicológicos y físicos. Numerosas cartas de denuncia que se han conocido ahora han quedado sin respuesta por parte de las autoridades a las que iban dirigidas.

El manto de secretismo que ocultó el proceso judicial de Rupnik hasta el pasado diciembre es incompatible con el “rescriptum ex audientia” de 2019 con el que el papa Francisco abolió el secreto pontificio en los casos de abusos sexuales.

Pero aún más impresiona la intangibilidad de la que siempre gozó Rupnik mientras ejercía sus prevaricaciones, en perjuicio de decenas de mujeres de la comunidad que él dirigía, que fueron sistemáticamente violadas en espíritu y cuerpo, en nombre de aberrantes justificaciones teológicas que él asociaba continuamente a sus actos.

Por último, parecen injustificables las declaraciones realizadas el 23 de diciembre por el cardenal vicario de Roma, Angelo De Donatis, quien -después de haber afirmado que no tenía ninguna responsabilidad jerárquica sobre Rupnik- redujo todo el asunto a una campaña mediática malintencionada que habría transformado las denuncias en delitos, violando todo principio de garantía. Cuando, en realidad, no uno sino dos juicios fueron instruidos contra el jesuita en el Vaticano y se ha emitido una condena que incluye incluso una excomunión.

Y, además, ¿de quién es vicario De Donatis sino del Papa, en una diócesis como Roma que Francisco ha reorganizado recientemente de pies a cabeza bajo su mando total, una diócesis en la que no cae una hoja que el Papa no quiera? Es impensable que el cardenal vicario haya hecho esas declaraciones por su cuenta.

ESCENA CUARTA

Y llegamos a la entrevista del 24 de enero con Associated Press. En la que Francisco dice no estar implicado en el caso, pero defiende a ultranza la decisión de la Congregación para la Doctrina de la Fe de retirar las acusaciones contra Rupnik, aunque fundadas, por estar vinculadas a hechos lejanos en el tiempo. “La prescripción es una garantía”, dijo el Papa en la entrevista. “Si hay un menor, la levanto siempre, o con un adulto vulnerable”, pero “en este caso no”.

¿Significa esto que, en opinión del Papa, las mujeres de las que abusó Rupnik como director espiritual no eran “vulnerables”? Leyendo sus impresionantes testimonios, el juicio que uno se lleva es precisamente éste.

En la entrevista, Francisco también expresa su cambio de opinión sobre Rupnik, que ahora se revela, dice, como “una persona muy limitada, que son poderosos, a veces”. E insinúa que “algunos tienen que dejar el estado clerical porque no pueden seguir en una situación pastoral de este tipo”. Pero está por verse si estas reprimendas vagas y tardías van seguidas de hechos.

Y finalmente está esa enigmática referencia del Papa a un pago en efectivo, que se produjo para cerrar el caso: “No sé cómo se resolvió el caso, en el sentido de mutuo acuerdo. Creo que se pagó una indemnización, pero ahí no tengo claro el arreglo, pero se arregló”.

¿Una indemnización a quién? ¿A alguna de las mujeres violadas? Que en realidad se contaban por docenas, como cada día está más claro. ¿Y cuál fue el acuerdo?

El cardenal Pell tenía precisamente razón. El Papa habla, la confusión crece.

.