bergoglio publica su autobiografía


Ya habrán Ustedes escuchado que hay un nuevo libro-entrevista de Francisco, uno más de tantos, solamente que este lo presentan como su “autobiografía”. Pues bien, una de las informaciones que se generan de ese libro es que Francisco ha negado que quiera cambiar reglas del cónclave, como se ha venido especulando (aquíaquíaquí). Claro que esas negaciones y desmentidos hemos aprendido a tomarlos con altas, altísimas reservas, y podría tratarse de un desmentido con reservas mentales. (Secretum meum mihi)

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La próxima semana, Francisco publicará su autobiografía 'Vida. La mia storia nella Storia' (Mi historia en la Historia).

Los primeros extractos se publicaron en Corriere.it (14 de marzo), un sitio web que refleja el punto de vista de los oligarcas.

El libro fue escrito con la ayuda del amigo de Francisco, Fabio Marchese Ragona, un activista de los medios de comunicación al servicio de la propaganda del régimen. Marchese inventa algo así como una "historia de los 88 años de Jorge Mario Bergoglio", vinculándola a acontecimientos históricos como Hiroshima o la histeria de Covid.

Francisco cuenta que sus abuelos y su hijo Mario, el padre de Francisco, planearon partir de Génova hacia Argentina en el SS Principessa Mafalda a principios de octubre de 1927. Los planes fracasaron porque no tenían dinero para los billetes. Así que el viaje se pospuso.

El SS Principessa Mafalda se hundió frente a las costas de Brasil. Trescientos de los 1.252 pasajeros se ahogaron. En febrero de 1929, los Bergoglio partieron hacia Argentina.

Una de las personas que le influyó fue Esther Ballestrino de Careaga, su superior en el laboratorio Hickethier-Bachmann de Buenos Aires: "Era una comunista de las de verdad, atea pero respetuosa". Ballestrino le daba a leer publicaciones, incluidas las del Partido Comunista.

A pesar de su debilidad por los homosexuales, Francisco insiste en que tuvo novia antes de ingresar en los jesuitas y que se enamoró de una chica durante su estancia en el seminario. Sólo mantuvo su imagen en su mente "durante una semana" y luego se olvidó de ella.

Después de hacerse jesuita, Bergoglio quiso ser misionero en Japón, pero no se lo permitieron debido a su salud: "Mi vida habría tomado un camino diferente. Quizá alguien en el Vaticano habría estado mejor de lo que está ahora".

Como jesuita, se le acusó de ser "ultraconservador" [cuando en realidad sólo era oportunista]. Admite que "era muy retraído" y un poco depresivo y que tenía -¡sorpresa! - una "actitud autoritaria".

Amigo y partidario de los abortistas y de los políticos proabortistas y enemigo del movimiento provida, Francisco repite su apreciación de que los abortistas son "sicarios, asesinos". También condena la maternidad subrogada como inhumana, "con niños tratados como mercancías".

También opina que su Iglesia debe abrazar y acoger a "todos". Con "todos" se refiere a los que practican la homosexualidad: "Pienso en los homosexuales o transexuales que buscan al Señor y han sido rechazados o expulsados". ¿Expulsados? Ambos grupos figuran entre las vacas sagradas del régimen.

Terco, persiste en su [pseudo] bendición para los concubinos homosexuales. "Sólo quiero decir que Dios ama a todos, especialmente a los pecadores". Esto puede ser cierto o no, pero no es un argumento para "bendecir" el pecado.

Resta importancia al cisma que provocó con el texto Sodoma supplicans: "Si algunos hermanos obispos deciden no seguir este camino, no significa que se trate de la antesala de un cisma". Francisco confunde a la Iglesia con la Comunión Anglicana, donde la "verdad" cambia según la conveniencia.

Una vez más, Bergoglio promueve las uniones civiles homosexuales, que la Iglesia católica rechaza: "Es justo que estas personas, que viven el don del amor [sic], puedan tener protección legal como todos los demás [los hermanos no...]".

Repite el mito de que los homosexuales impenitentes son "a menudo marginados" dentro de la Iglesia: "Haced que se sientan como en casa". En la Iglesia de Francisco se margina a los católicos, no a los promotores del pecado.

Bergoglio proclama que "quienes no hayan recibido el bautismo y quieran recibirlo, o quienes quieran ser padrinos, por favor, que sean bienvenidos", aunque el bautismo para los pecadores impenitentes es una burla a la religión.

Hablando de sus sentimientos, Francisco admite que se sintió "herido" por quienes escribieron que "Francisco está destruyendo el papado".

Burlándose de sí mismo, el Papa dictador dice entonces que "siempre hay quienes intentan frenar la reforma, quienes quieren permanecer en la época del 'Papa re'."

Para sorpresa de nadie, Francisco nunca ha pensado en dimitir: "Creo que el ministerio petrino es ad vitam y, por tanto, no veo condiciones para dimitir" porque "realmente no tengo motivos [de salud] tan graves como para pensar en dimitir". Lo mismo puede decirse de Benedicto XVI, cuya dimisión Francisco no puede elogiar lo suficiente.

Francisco insiste en que "gozo de buena salud y, si Dios quiere, aún quedan muchos proyectos por realizar".

Su previamente anunciado viaje a Argentina está definitivamente fuera de la mesa, ya que Francisco dice que [después de más de diez años] "aún no lo ha decidido".

Traducción IA