La Divina Voluntad es luz, y quien la hace se nutre de luz —Piccarreta


(1) 
Encontrándome en mi habitual estado me sentía toda llena de pecados y de amarguras, entonces se ha hecho como un destello de luz en mi interior, y apenas he visto a mi adorable Jesús, sin embargo ante su presencia los pecados han desaparecido, y yo temiendo he dicho: “Señor mío, ¿cómo es que ante tu presencia, con la cual yo debo conocer más mis pecados, sucede lo contrario?

(2) Y Él: “Hija mía, mi presencia es mar que no tiene confines, y quien se encuentra en mi presencia es como una gotita, que ya sea negra o blanca, en mi mar se pierde, ¿cómo se puede reconocer más? Además mi toque divino purga todo, y lo negro lo hace blanco, ¿cómo temes entonces? Además de esto mi Voluntad es luz, y tú, haciendo siempre mi Voluntad te nutres de luz, convirtiéndose tus mortificaciones, privaciones y sufrimientos en alimento de luz para el alma, porque sólo el alimento sustancioso y que da verdadera vida es mi Voluntad. ¿Y no sabes tú que con este continuo nutrirse de luz, aun cuando el alma contraiga cualquier defecto, la purga continuamente?”.


Libro del Cielo vol 5