18 de marzo de 2024
Hija mía,
Yo les digo a mis hijos que la fe no actúa con miedo sino que es a través de la oración que todo lo lleva a la luz de la verdad. Hijos míos, tened ojos de fe, esperanza y confianza infinita en mi misericordia porque es el mayor acto de amor dado a la humanidad.
Mi misericordia es infinita y muchos no ven lo que está sucediendo detrás de las puertas cerradas. Permaneced cerca de mí, hijos míos, y a través de la oración y el ayuno comenzaréis a sanar. Permaneced cerca de mí, porque a medida que esta tierra comience a sacudirse y a temblar;esto comenzará dentro de los muros de mi iglesia y se extenderá por todo el mundo.
El amor de mi Padre no existiría si hubiera permitido este tiempo -hasta ahora- para que sus hijos se arrepientan.
Hijos míos, el mal se está acelerando y vuestro tiempo en esta tierra es apenas un abrir y cerrar de ojos.
Estad atentos, porque el enemigo está buscando aquello por lo que pagué vuestro rescate. Cuando bajáis la guardia y os rendís a un mundo insensato es cuando él empieza a tomar la custodia de vuestra alma.
Cuando la humanidad busca manipular el sol, la luna y las estrellas, y rediseñar las complejidades de mi creación, se convierte en un falso profeta para sí misma.
Ay de aquellos que encuentran alegría en la destrucción de la vida. Ay de los que se permiten ser artífices del mal.
El tiempo pasa y la hora de la misericordia se acerca. Llamo a mis hijos a entrar en este tiempo de Semana Santa luchando por la verdadera santidad.
La santidad es compartir mi sufrimiento y ser instrumentos de amor y misericordia. Salid, hijos míos, y alimentad vuestra alma y vuestro cuerpo con la penitencia y la Eucaristía. Se os ha dado una nueva hora para reparar y luchar por el Cielo.
Ahora id, porque yo soy Jesús, y estad en paz porque mi misericordia y mi justicia prevalecerán.
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