El alma en gracia enamora a Dios —Piccarreta



Jesús a Luisa:

“Hija mía, la belleza del alma en gracia es tanta, de enamorar al mismo Dios, los ángeles y los santos quedan asombrados al ver este prodigioso portento, de un alma aún terrenal poseída por la gracia, ante la fragancia del olor celestial le corren en torno, y con sumo placer encuentran en ella a aquel mismo Jesús que los beatifica en el Cielo, de modo que para ellos es indiferente tanto estar arriba en el Cielo, como acá abajo junto a esta alma. ¿Pero quién mantiene y conserva este portento, dándole continuamente nuevas tintas de belleza al alma que vive en mi Voluntad? ¿Quién quita cualquier herrumbre e imperfección y le suministra el conocimiento del objeto que posee? Mi Voluntad. ¿Quién consolida, establece y la hace quedar confirmada en la gracia? Mi Voluntad. El vivir en mi Querer es todo el punto de la Santidad, y da continuo crecimiento de gracia. Pero quien un día hace mi Voluntad, y otro la suya, jamás quedará confirmado en la gracia, no hace otra cosa que crecer y decrecer; y esto cuánto mal acarrea al alma, de cuánta alegría priva a Dios y a sí misma. Es imagen de quien hoy es rica y mañana pobre, no quedará confirmada ni en la riqueza ni en la pobreza, por lo tanto no se puede saber dónde irá a terminar”.

Octubre 25, 1903


Libro del Cielo vol 5